
El obispo Luis Rafael Zarama, que se reunió con el Papa Francisco en tres ocasiones durante los últimos 12 años, comparte sus pensamientos con NC Catholics sobre cómo el Papa abordó el ministerio y la divulgación.
Un pequeño gesto con un gran significado
«Para mí, lo que marcó la diferencia fue la forma en que el Papa Francisco abordaba las cosas. Cuando le visitabas, siempre salía a recibirte. Es un detalle sencillo, pero dice mucho. No esperaba a que entraras para saludarte. Él salía y te daba la bienvenida. Eso es lo que hizo con la Iglesia. Abrió las puertas para que la Iglesia presentara al mundo entero la belleza de lo que creemos. Él salió para encontrar y llegar a la gente allí donde está. No con discursos ni dogmas, sino con misericordia y amor».
Cuidado de la Tierra
«Otro hermoso legado fue cómo hablaba de nuestra casa común: cómo es nuestro planeta es el lugar donde vivimos y cómo debemos respetarlo. Dios creó el mundo, y cuando vio lo que había creado, dijo que era bueno. Lo que el Papa Francisco nos estaba diciendo es que nos maravillemos de lo que Dios había creado. Eso fue algo completamente nuevo y realmente necesario para ayudarnos a entender que todos somos responsables de cuidar el mundo en el que vivimos.»
La dignidad de cada persona
«El Papa Francisco habló fuertemente sobre el aborto, pero no se quedó ahí. Nos ayudó a ver que la vida es sagrada y santa hasta la muerte. No importa la situación en la que vivan las personas, tienen dignidad. Salir a su encuentro significa tratarlas con respeto, y eso es lo que se necesita hoy en día.»
Una conexión personal
«Parte de su legado es que fue él quien me envió aquí [a la diócesis de Raleigh], y no puedo estarle más agradecido porque aprendí a amar en el lugar donde estoy. Lo que he tratado de hacer en la diócesis es poner en práctica lo que nos enseñaba el Papa Francisco: misericordia y amor. Porque para estar abiertos, para escuchar, primero tenemos que hacer saber a las personas que son amadas. Cuando ellas experimentan ese amor, ven el rostro de Dios».
Retos y sinodalidad
«Uno de sus legados fue sacudirnos un poco, empujarnos en direcciones a veces incómodas. Cuando eso ocurre, es como si Jesús quisiera que veamos no sólo la dirección que preferimos, sino la dirección en la que nos esperan las sorpresas, sorpresas que nos conmueven porque no estábamos preparados para ellas. Nos muestran que no es mi plan, sino el plan de Jesús. El Papa Francisco abrió la Iglesia a un camino más sinodal, dando oportunidades a los laicos para asumir responsabilidades. Cada uno de nosotros—obispos, sacerdotes, religiosos y laicos—debemos abrazar nuestro papel en la Iglesia y asumir la responsabilidad de vivir nuestra fe.»
La gratitud y el futuro
«Tenemos que seguir rezando por el eterno descanso del Papa Francisco. Necesitamos tener un corazón agradecido por lo que hemos recibido de él—un corazón generoso que busque hacer la voluntad de Dios. Es hermoso ver que la Iglesia sigue siendo un misterio...estar abiertos y rezar al Señor.»