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Ayudar a los cónyuges a responder con más amor
Cuando Arturo y Lorena empezaron a salir, ella se sintió inmediatamente atraída por el comportamiento tranquilo y reflexivo de él, así como por su humor sarcástico. Se conocieron en una clase de filosofía de la universidad; Arturo le guiñó un ojo desde el otro lado del aula en medio de un análisis insoportable de la fenomenología de la mente de Hegel. Por su parte, él se sintió atraído por la personalidad extrovertida y entusiasta de ella, ¡y por su mente ágil, por supuesto!
Pero no es ningún secreto que las características que atraen a las personas entre sí pueden acabar molestando. Aquí es donde comprender los temperamentos puede ayudar. Cuando Arturo se molestaba por la impulsividad de Lorena, su aparentemente insaciable apetito por la aventura y necesidad de hablar, él tenía que recordar que esos eran aspectos del temperamento que Dios le había dado. Cuando Lorena se exasperaba por el pesimismo y la reticencia de Arturo, tenía que recordarse a sí misma que él era un flemático introvertido y de respuesta lenta, y no decirle: “¡Qué aburrido eres!”.
En pocas palabras, estos son los cuatro temperamentos “clásicos”:
El colérico
El colérico es el líder clásico: tenaz, decidido y orientado a objetivos. Sus reacciones son rápidas, intensas y duraderas, lo que le lleva a tender a tomar el mando, incluso cuando no es experto en la materia. Cree que su confianza y energía le llevarán a alcanzar sus metas. A veces se le acusa de ser terco, discutidor y poco empático. ¡Piense en los grandes líderes militares!
El flemático
“¡Qué buen tipo!” es lo que se suele decir de las personas flemáticas. Son pacificadores por naturaleza, de reacción lenta, reflexivos y equilibrados. Además, son diplomáticos y suelen utilizar su sentido del humor para calmar los conflictos. Prefieren no tomar las riendas, sino trabajar en equipo. Sin embargo, cuando se les anima, se convierten en los mejores líderes. Su punto débil es que detestan los conflictos interpersonales y tienden a evitarlos, y pueden mostrarse demasiado complacientes con el statu quo.
El sanguíneo
Ah, los sanguíneos: ¡el alma de la fiesta! Entusiastas, enérgicos, optimistas, generosos y deseosos de complacer (¡a veces demasiado!), los sanguíneos disfrutan de muchos amigos, un montón de actividades y nuevas aventuras. Sus reacciones son rápidas y fuertes, pero efímeras. Como mariposas que revolotean de flor en flor, su entusiasmo inicial se desvanece rápidamente y pueden ser olvidadizos, así como tener problemas para perseverar.
El melancólico
Los melancólicos, a pesar de reaccionar lentamente, tienen emociones profundas e intensas; a menudo son las personas más sensibles, artísticas, detallistas y reflexivas de la sala. Valoran los ideales nobles: la verdad, la belleza, la justicia y la bondad, pero a menudo ven que todo se queda corto con respecto a sus estándares. Pueden ser perfeccionistas, críticos y bastante pesimistas. Cuando necesite que los detalles sean precisos y exactos, ¡quiera a los melancólicos en su equipo!
Como puede ver, cada temperamento tiene sus propias fortalezas y debilidades; el reto consiste en identificar aquellas áreas que necesitan mejorar, aprender nuevas habilidades que potencien nuestras fortalezas naturales y crecer en virtud.
En nuestra próxima columna, analizaremos más detenidamente cada temperamento y cómo todo esto se manifiesta en el sacramento del matrimonio.