Encontrando la Belleza Interior

¿Te imaginas dejar atrás la belleza exterior y la apariencia personal del mundo y dedicarte a cultivar la belleza interior: el amor por Dios y el servicio a los demás?

Eso es lo que hizo Gabriela Del Rio, nuevo coordinador del Ministerio Juvenil de la Diócesis de Raleigh, cuando decidió dejar su trabajo como cosmetóloga para servir en la iglesia católica y trabajar para desarrollar líderes de formación en la fe.

Gabriela creció en el Rancho El Porvenir en Guadalupe, Zacatecas. Desde muy pequeña, sus padres le inculcaron la fe y el amor para servir en la Iglesia. “Crecí con un grupo de primos y amigos en un pueblo muy católico.” "Mis padres siempre me llevaron a la formación en la fe y a las fiestas de los santos que hacían en mi pueblo”

Como adulto joven, Gabriela decidió dedicarse a un trabajo profesional en el área de cosmetología y belleza. “Mi trabajo era dedicarme a la apariencia experta de las mujeres, “comenta Gabriela.

Después de años de ser cosmetóloga, Gabriela luego se convirtió en profesora de cosmetología, hasta que más tarde determinó que la belleza exterior solo puede brillar desde adentro. “Mi carrera con la belleza exterior me motivó a ser parte de una imagen más grande y hermosa del ser humano”, dice.

Para Gabriela, en su actual trabajo en la formación de la fe católica, la belleza no se trata de tener el maquillaje o el peinado perfecto como solía instruir a los estudiantes en la academia de cosmetología, se trata de tener una mente hermosa, un corazón espléndido y lo más importante, un alma bondadosa.

A Gabriela le encanta la idea de ayudar a hacer hermosas almas llenas del gozo y las extraordinarias virtudes que Dios nos ha dado. Ella dice: “La obra de Dios es desde adentro, para sacar la belleza y el amor de una persona. Disfruto formando líderes para convertirme en la mejor versión de la belleza y el amor de Dios".

El Reto

Antes de asumir su nuevo rol en la Diócesis de Raleigh a principios de este año, Gabriela ministró como asistente regional de formación laica y luego como coordinadora de programas juveniles en inglés y español en St. Michael the Archangel en Cary.

Según Gabriela, muchos jóvenes enfrentan la soledad, el juicio y el rechazo todos los días. Durante un momento de sus vidas en el que intentan adaptarse a sus padres y convertirse en adultos, pueden sentirse excluidos o juzgados por la sociedad.

“Por la gracia de Dios somos la puerta para el corazón de cada uno de los jóvenes. Crear un ambiente acogedor los hace sentir seguros.”

Ir donde esta la gente

La Diócesis de Raleigh desarrolla un plan para acompañar a cada parroquia en su misión de formar una nueva generación de líderes, comenzando con un pequeño paso a la vez a través del discipulado en grupos pequeños.

“La mejor manera de enseñar tu fe a los demás es mostrando amor”, dice Gabriela. “Enseñarle a alguien una oración es una bendición, pero decirle a los demás que los amas no tiene precio. Dios es amor y sin amor no somos nada”.

Gabriela está acompañando a los líderes parroquiales en el proceso de “Recarga”, un programa modelo de pastoral juvenil que crea ambientes acogedores con momentos intencionales de encuentro y conversión a Jesucristo.

Gabriela sonríe ante la perspectiva de su nuevo trabajo con la diócesis. “El Ministerio Juvenil es más que reuniones, actividades y eventos”, dice ella. "Se trata de crear discípulos comprometidos e intencionales que deseen pertenecer y que crean profundamente y se comporten como santos en ciernes.”