Conozcan a nuestros dos nuevos sacerdotes

Dos horas antes del inicio de la misa en la Catedral. Los diáconos David Miller y Noé Ramírez de Paz son los maestros de ceremonia durante la celebración, lo que significa que coordinarán desde el coro hasta los lectores que sirven en la misa. Se sentarán a la derecha e izquierda del obispo y estarán listos para servir. 

Pero antes de empezar a prepararse para la misa, tienen una cita con los feligreses católicos de Carolina del Norte.

Hablan de sus vidas y posan para fotos. Todo es parte del esfuerzo para presentarlos a los feligreses de la Diócesis, a quienes servirán una vez sean  ordenados sacerdotes el 8 de junio.

Alguien hace una pregunta simpática acerca de los cortes de pelo. El diácono Ramírez, de 26 años de edad, pasa su mano por su cabello, sacude sus pies y admite que recientemente no ha recibido un corte. El diácono Miller, de 59 años de edad, obviamente ha recibido un corte de pelo recientemente.  Ambos sonríen.

Sin duda alguna, sus orígenes son tan diferentes como sus cortes de pelo. 

El diácono Ramírez, a quien llaman Noe, nació en Luvianos, una pequeña ciudad en la región suroeste del estado de México, y creció  en Robbins, Carolina del Norte. El diácono Miller, a quien sus amigos llaman Dave, nació en Tahlequah, Oklahoma y creció cerca de Tulsa y Eufaula.

Los católicos de Carolina del Norte tienen más...

David Miller se retiró de las Fuerzas Armadas y encontró una nueva fe y vocación.

Cuando Dave Miller tenía 11 o 12 años, solía caminar los domingos a las iglesias católicas. El realmente no entendía lo que pasaba adentro, pero sabía que era diferente a lo que sucedía en las iglesias protestantes donde su abuelo era un ministro.

"Hay una cosa que puedo decir con certeza", menciona hoy, mientras se prepara para su ordenación como sacerdote católico. "La Eucaristía fue la que me atrajo".

Creció siendo el  séptimo de los ocho hijos de Lloyd Miller y Ardena Walker Miller. Jugó baloncesto y practicó atletismo. Finalizada la  secundaria, se enlistó en el Ejército de los Estados Unidos. Obtuvo el título universitario en  Estudios Interdisciplinarios y  después de 30 años de servicio activo, menciona, se retiró del Ejército. 

"Luego formé mi propia empresa  y me convertí en contratista del Departamento de Defensa", dice Miller, agregando que su camino hacia el discernimiento sacerdotal fue un proceso lento.

Se convirtió al catolicismo en el 2008 y acredita su conversión al Padre Willard Rucinski, O.S.F.S., (Orden de San Francisco de Sales) quien era el pastor de  St. Elizabeth Ann Seton Parish en Fayetteville. (Parroquia de St. Elizabeth Ann Seton)

Después de eso, menciona que escuchó el llamado de Dios durante seis años antes de que estuviera preparado para discutirlo seriamente.

Cuando llego el momento se dirigió al Padre Bob Kus, su párroco en The Basílica Shrine of St. Mary en Wilmington (Basílica de Santa María). Después Miller conoció al Padre Ned Shlesinger quien, en ese momento, era el Director de Vocaciones  de la Diócesis de Raleigh.

En el otoño del 2014, era estudiante de lo que ahora se conoce como Pope St. John XXIII National Seminary en Boston, (Seminario Nacional Papa San Juan XXIII) seminario para estudiantes mayores de 39 años.

Ahora que se acerca su ordenación sacerdotal, dice que está contando los días para  servir a todo el pueblo de Dios y para el momento en que el obispo lo ordene.

Parece también que llevará con él gran parte de su entrenamiento militar. Todavía usa su reloj de pulsera al revés, método práctico que aprendió cuando estaba en las Fuerzas Especiales. También lleva en su chaqueta varios cuellos blancos... en caso de que se pierda el que está usando.

"Tengo un corazón misionero para todos y un lugar especial para aquellos que han servido o servirán en las Fuerzas Armadas",–agregando-"Creo que mi padre y mi abuelo me inculcaron una base sólida para convertirme en sacerdote católico".

Cuando llegue el momento de su ordenación, el 8 de junio, al igual que su primera misa como sacerdote estará preparado para compartir, con sus más allegados, ese momento.
 
Un compañero de clase del seminario, quien pertenece a la Arquidiócesis de Boston, servirá como maestro de ceremonia durante la celebración de la misa de  Acción de Gracias de Miller. Y dos ex compañeros seminaristas, quienes ya han sido ordenados sacerdotes para la Diócesis, concelebrarán la misa con él, mientras que un tercero será encargado de la homilía. (Es tradicional que otro sacerdote comparta la homilía y sirva de celebrante principal durante la primera misa de un sacerdote recientemente ordenado).

"Mi primera misa de Acción de Gracias se celebrará el 9 de junio a las 10:45 de la mañana en St. Catherine of Siena en Wake Forest", (Parroquia de St. Catherine de Siena) dice. "Allí pasé el verano del 2018 como diácono en transición y, disfruté sirviendo a los miembros de la parroquia mientras aprendía tanto de ellos como de los que trabajan en ella".

Cuando se le preguntó si había algo más que quisiera que la gente supiera, Miller se enfocó en oraciones para las vocaciones sacerdotales.

“La Iglesia, ahora más que nunca, necesita que los futuros sacerdotes respondan al llamado del Señor” dice Miller.

Para Noé Ramírez, la vida en un pequeño pueblo lo llevó hacia el camino de la vocación.

A Noe Ramírez le gusta reír. Reconoce rápidamente cuando hay algo gracioso en una situación y no le importa señalarlo aunque sea a expensas suyas. Te dirá que si pierde su pin de Diácono, por ningún motivo le pedirá uno nuevo al Director de Vocaciones, probablemente le preguntaría a alguien de la oficina cómo reemplazarlo…ó puede que no. 

A Ramírez le gusta sonreír y hacer sentir bien a los demás. Es una cualidad que aprendió durante su adolescencia en Robbins, donde trabajó de mesero y cajero en un restaurante.
 
Allí aprendió acerca de la hospitalidad,-dice.

Debido a que era una ciudad pequeña, todos se conocían y cuando los clientes llegaban, rápidamente les hacía preguntas específicas como ¿”Qué tal estuvo el juego de béisbol de su hijo”?,  en lugar de simplemente preguntar ¿”cómo están”?

Ramírez, el tercero de cuatro hijos, fue a la escuela pública y jugó fútbol, tenis y baloncesto. Disfrutaba viendo béisbol de las grandes ligas, especialmente a las Medias Rojas de Boston. En St. Juan Diego Mission (Misión San Juan Diego) sirvió como acólito en el servicio del altar durante la celebración de la misa. 

Después de graduarse de North Moore High School, pensó ir a Belmont Abbey College, pero finalmente decidió regresar a su país natal, México, y asistir al Santa Mary Reina Seminary (Seminario Santa María Reina).

"Al principio pensé que estaba siendo aventurero. Estando lejos de casa. Teniendo  un nuevo comienzo. Algo totalmente diferente”, dice.

Pero la transición fue difícil, especialmente durante los primeros meses. Pero las cosas cambiaron al ver a sus abuelos maternos, por primera vez en 16 años, y pronto volvió a sentir amor por México.

“Nos encontramos en el Santuario de la Basílica de Nuestra Señora de Guadalupe. Los reconocí de inmediato...y fue una alegría completa. Fue algo hermoso. Hubo lágrimas, abrazos y besos", dice recordando el evento. "Pasé tiempo con ellos en las vacaciones de Navidad, Semana Santa y durante el verano".

Después de dos años, regresó a los Estados Unidos y se transfirió al Saint Charles Barromeo Seminary cerca de Filadelfia (Seminario de San Carlos Borromeo).

Durante su tiempo en el seminario, dice que,  discernió y contempló "una decisión entre dos cosas buenas". Fue difícil, dice Ramírez, quien una vez pensó en estudiar arquitectura ó diseño de interiores.

"Sin embargo, no fue una comparación entre la escuela de diseño y el seminario", dice. "Fue más una comparación entre el sacerdocio y la vida matrimonial", vocación que presenció  por primera vez a través del ejemplo de sus padres Israel y Osvelia.

A lo largo de su periodo de discernimiento recordó las palabras de un director espiritual. "Él dijo: Dios siempre nos ha sido fiel y tú, puedes ser fiel a Él a través de tu sacerdocio", menciona Ramírez.

Hoy, cuando se acerca la fecha de su ordenación, agradece a monseñor Gerald Lewis, al Padre James Garneau y al Padre Bill John Acosta por su orientación y ejemplo.

El Padre Acosta asistirá a Ramírez en la misa de ordenación e investidura. 

"El vio algo en mi que yo no vi. Fue paciente... y siempre estaba allí para darme apoyo y valor. Era sorprendente cómo si yo estaba pasando por algo difícil, recibía una llamada suya y hablábamos de las cosas. Me hablaba de la  perseverancia y yo perseveré. Importante no dejar de mencionar que me invitaba a una buena cena de vez en cuando", sonríe Ramírez.

Cuando le preguntaron cuál era su mayor expectativa al convertirse en sacerdote, Ramírez respondió que es compartir la misericordia de Dios a través del Sacramento de la Reconciliación y acercar más a las personas a Dios a través de la Eucaristía.

Celebrará dos misas de Acción de Gracias después de su ordenación. La primera será en inglés a las 5 p.m., en Sacred Heart Church en Pinehurst (Iglesia del Sagrado Corazón en Pinehurst).

“Sacred Heart es la iglesia madre de la Misión donde crecí, y la gente allí siempre me ha apoyado. Siento que soy fruto de su generosidad. Y que la única forma en que puedo agradecerles es celebrando una misa allí”, dice.

Al día siguiente a las 12 del día se ofrecerá la segunda misa en St. Juan Diego Mission en Robbins.

"Y después...habrá una gran fiesta", sonríe Ramírez.

Video

Photos