Vacuna COVID-19

El Obispo Luis Rafael Zarama urge a los católicos del Este de Carolina del Norte a recibir la vacuna contra el COVID-19 para la protección de la salud propia y para reducir la propagación del virus en la comunidad.

La solicitud del Obispo Luis está en consonancia con la declaración de la Congregación para la Doctrina de la Fe del Vaticano y otras declaraciones de la Iglesia sobre este tema, las cuales se continúan compartiendo junto con otros recursos contra el COVID-19.

La posición del Vaticano es que “pueden utilizarse todas las vacunas reconocidas como clínicamente seguras y eficaces con conciencia cierta que el recurso a tales vacunas no significa una cooperación formal con el aborto del que se obtuvieron las células con las que las vacunas han sido producidas."

El Obispo Luis considera que acceder a cualquier vacuna COVID-19 disponible debe verse como un acto de caridad, porque juntos podremos ayudar a poner fin a la pandemia, proteger a nuestros vecinos vulnerables, y mantener saludable a nuestras comunidades. El Obispo pide a los fieles del Este de Carolina del Norte que continúen tomando las medidas necesarias para proteger su salud y la salud de los que están a su alrededor, incluyendo recibir la vacuna COVID-19 tan pronto como sean elegibles.


WASHINGTON— El 2 de marzo, el obispo Kevin C. Rhoades de Fort Wayne-South Bend, presidente del Comité de Doctrina y el arzobispo Joseph F. Naumann de Kansas City en Kansas, presidente del Comité de Actividades Pro-Vida de la Conferencia de Obispos Católicos de Estados Unidos (USCCB), emitieron una declaración sobre la vacuna Johnson & Johnson contra el COVID-19, recientemente aprobada para su uso en Estados Unidos.

“La aprobación de la vacuna de Johnson & Johnson contra el COVID-19 para su uso en Estados Unidos vuelve a plantear interrogantes sobre la permisibilidad moral del uso de vacunas desarrolladas, probadas y/o producidas con la ayuda de líneas celulares derivadas del aborto.

Las vacunas de Pfizer y Moderna generaron preocupación debido a que se utilizó una línea celular derivada del aborto para probarlas, aunque no en su producción. Sin embargo, la vacuna de Johnson & Johnson se desarrolló, probó y se produce con líneas celulares derivadas del aborto, lo que genera preocupaciones morales adicionales. La Congregación para la Doctrina de la Fe ha juzgado que ‘cuando las vacunas contra el COVID-19, que son éticamente irreprochables no están disponibles..., es moralmente aceptable recibir vacunas contra el COVID-19 que han utilizado líneas celulares de fetos abortados en su proceso de investigación y producción’. [1] 

Sin embargo, si se puede elegir entre vacunas contra el COVID-19 igualmente seguras y efectivas, se debe elegir la vacuna con la menor conexión con las líneas celulares derivadas del aborto. Por lo tanto, si la persona tiene la capacidad de elegir una vacuna, se debe elegir entre las vacunas creadas por Pfizer o Moderna, en vez de la producida por Johnson & Johnson.

Mientras que nosotros debemos seguir insistiendo en que las empresas farmacéuticas dejen de usar líneas celulares derivadas del aborto, dado el sufrimiento que está causando esta pandemia a nivel mundial, afirmamos nuevamente que vacunarse puede ser un acto de caridad que responde al bienestar común”.

Para conocer mayores detalles, se puede consultar nuestro comunicado de diciembre de 2020, las Respuestas a preguntas éticas clave sobre las vacunas COVID-19, la Nota de la Congregación de la Doctrina de la Fe y la declaración de la Comisión Covid-19 del Vaticano en colaboración con la Pontificia Academia para la Vida.